El documento señala que el combate contra el narcotráfico y trasiego de drogas ha ocupado agendas político-electorales de los países del continente y que, en toda el área, se pusieron en marcha una serie de acciones que, en la mayoría de casos, incluyeron el uso interno del poder militar, respaldado por los Estados Unidos
por: Aarón Chinchilla / 16 septiembre, 2019
Un informe del Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina (CELS) denominado “La guerra interna”, cita que la lucha contra el narcotráfico en todos los países de América Latina ha traído consigo «la militarización de la región».
El documento señala que el combate contra el narcotráfico y trasiego de drogas ha ocupado agendas político-electorales de los países del continente y que, en toda el área, se pusieron en marcha una serie de acciones que incluyeron el uso interno del poder militar. Todo (o casi todo) supervisado o respaldado por los Estados Unidos.
En concreto, durante los últimos 20 años, se ha realizado una intervención directa de las Fuerzas Armadas (FFAA) en materia de defensa contra el narcotráfico, pero, se ha gestado un proceso formación militar de los organismos encargados de la seguridad, tales como fuerzas de policía, vigilancia aérea y marina, aeropuertos entre otros.
Dichos procesos se han gestado a través de “cursos y otras modalidades de entrenamientos, brindados por especialistas”, principalmente de los Estados Unidos.
Además, se han incrementado los “apoyos estadounidenses” a los servicios de inteligencia “con la excusa de que hay nuevas amenazas”, jugando en dos vías: operando sobre la inteligencia, fuerzas armadas y brindando “estabilidad” a la seguridad ciudadana de los países en Latinoamérica.
«El catálogo de argumentos con el que Estados Unidos busca intervenir en las políticas de los países latinoamericanos se actualiza constantemente. Como si fuera uno más de los tantos guiones hollywoodenses que se estrenan año a año, ahora algunas de sus agencias gubernamentales, como el Comando Sur de las Fuerzas Armadas (FFAA) y sus lobbistas en la región, elaboraron y difundieron la doctrina de las “nuevas amenazas”, apunta el documento.
«Ante la ausencia de conflictos bélicos en la región, la amenaza a los Estados proviene ahora del crimen organizado transnacional, en particular actividades ligadas al tráfico de drogas y a fenómenos como “la pobreza”, “las migraciones”, y “el populismo”, sostiene el informe.
Finalmente, CELS considera que “luego de mostrarse inefectivas y colaborar con el recrudecimiento de los conflictos”, la militarización social para combatir el problema de las drogas y el narcotráfico “está muy lejos de disminuir la violencia” y más bien, la retroalimenta y encrudece”.