El legado de Laura Chinchilla en la cooperación Cuba-Costa Rica


La fobia al acercamiento y cooperación con la isla no rompió las redes sociales del momento, pero lo cierto es que la firma del convenio se dio luego de muchos años de guiños desde Costa Rica.


Por: Esteban Mata

El 13 de enero del 2013, vestido con guayabera blanca y bajo el sol de La Habana, Cuba, el canciller costarricense Enrique Castillo, firmó el convenio marco de cooperación con su homólogo cubano, Luis Carricate, que incluía, pues sí: apoyo recíproco en educación, salud, cultura, turismo y otras áreas.

Si bien la fobia al acercamiento y cooperación con la isla no rompió las redes sociales del momento, lo cierto es que la firma del convenio se dio promovido tanto por la cancillería costarricense de Laura Chinchilla como la cubana de Raúl Castro.

La semana anterior, con motivo de la firma de un convenio de cooperación en materia educativa con el régimen cubano, se abrió todo un debate en torno a la relación ideológica entre Costa Rica y Cuba.

De ahí que la firma del convenio, el 29 de abril de este año por parte del ministro de Educación Edgar Mora y el embajador cubano aquí, Danilo Sánchez, ha generado una serie de reacciones que van desde el chiste fácil hasta el discurso de odio.

En honor a la verdad, la firma de dicho convenio y la visita del canciller cubano Bruno Rodríguez, forma parte del convenio apuntado en el primer párrafo de este artículo, firmado durante el gobierno de Laura Chinchilla, en 2013.

Para entonces, ya Costa Rica votaba en Naciones Unidas a favor del desbloqueo comercial de Estados Unidos sobre Cuba, y en ese momento no causaba desvelo el silabario de los sistemas de educación cubana, sino que por el contrario, había un fuerte apoyo a la promoción de relaciones entre ambos países.

El convenio, que se puede leer íntegro en el siguiente link del Sistema Nacional de Legislación Vigente (Sinalevi) no soporta sesgos ideológicos ni a favor ni en contra, es simplemente un instrumento de cooperación bilateral promovido desde el gobierno de Laura Chinchilla y previamente, por Oscar Arias, para estar cerca del régimen de Fidel Castro.

Más tarde, el gobierno de Luis Guillermo Solís le dio continuidad, de la misma forma en que lo hizo recientemente la administración de Carlos Alvarado, sin embargo, una especie de temor ideológico, arraigado en los temores ante la situación en Venezuela, despertaron un fuerte ataque a la cercanía de la Casa Amarilla con La Habana.

Lo cierto es que dicha cercanía se remonta al gobierno de Oscar Arias, que de iniciativa propia, en marzo del 2009, promovió el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, luego que éstas se rompieran, también por iniciativa costarricense, en 1961, durante el gobierno de Mario Echandi.

El rompimiento obedeció a la visión política del mundo del gobernante Echandi, pues, apenas unos años antes, el expresidente José Figueres Ferrer, había apoyado en 1956 a Fidel Castro en el fortalecimiento de su movimiento para sacar del poder al expresidente Fulgenio Batista.

José María Figueres se acerca, y Miguel Ángel abre consulado

Sin embargo, fue bajo la administración de José María Figueres Olsen (1994-1998) que el gobierno tico decidió abrir una “oficina de intereses” en La Habana, pero que no tenía carácter consular.

Y bajo el mandato de Miguel Ángel Rodríguez (1998-2002), Costa Rica decide abrir un consulado en la capital isleña y en 1998 se nombra a un funcionario de carrera diplomática –Melvin Sáenz Biolley– como cónsul y habilitar una oficina para el trámite consular, según nota del diario La Nación, firmada por los periodistas Carlos Villalobos y José ‘Pepe’ Meléndez el 25 de abril del 2001.

Los hechos, fríos y sin el calor de las banderas, dibujan que fue hasta el gobierno de Abel Pacheco, en el 2003, que se restablecieron las relaciones consulares de forma más efectiva.

Pero fue Oscar Arias (2006-2010), previo a su último año de Gobierno, quien volvió a abrir una embajada, y hasta el final del gobierno de Chinchilla, el acercamiento, primero tímido, luego más profundo, se solidificó con la firma del Convenio Marco de Cooperación, que incluía la educación y la salud, como uno de sus ejes de acción principal.

¿Y de qué trata el famoso convenio?

El convenio, firmado por el canciller de Laura Chinchilla (recientemente condecorada como una de las Mujeres de la Década por el Foro Económico de las Mujeres), resalta en sus áreas de cooperación lo siguiente:

“Las Partes (Cuba y Costa Rica) desarrollarán, de común acuerdo, programas y proyectos de cooperación de conformidad con la política, planes y programa de sus respectivos Gobiernos y según sus posibilidades científicas, técnicas y financieras, en las áreas que consideren de mayor importancia; en especial, en los sectores de educación, cultura, salud, turismo, agricultura, ambiente, ciencia y tecnología, biblioteca y archivos, deportes y juventud, cooperativas, capacitación profesional, cooperación académica, fortalecimiento institucional del Servicio Exterior, los derechos de los niños y la familia en todas sus manifestaciones y cualquier otra área que pueda ser acordada”.

Asimismo, el documento detalla que los proyectos en las áreas mencionadas en el artículo anterior, podrán asumir las siguientes modalidades:

  • realización de estudios de factibilidad para identificar proyectos de inversión viables;
  • realización conjunta de programas de investigación y/o desarrollo;
  • envío de expertos, investigadores, profesionales y técnicos;
  • transferencia de experiencias y capacidades institucionales (Mejores Prácticas Institucionales);
  • programas de pasantías para entrenamiento profesional y talleres de capacitación profesional, particularmente en áreas prioritarias para ambas Partes;
  • organización de seminarios y conferencias;
  • desarrollo de servicios de consultoría;
  • organización de ferias, exposiciones y eventos de diversos tipos en forma individual o conjunta;
  • proyectos conjuntos de desarrollo tecnológico;
  • intercambio de información técnica y científica;
  • intercambio de mejores prácticas en conservación y ecoturismo y
  • cualquier otra modalidad acordada por las Partes.

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