Cada quincena, el abogado Álvaro Oconitrillo aparta religiosamente 200 mil colones para dárselos a su jefe, el diputado Abelino Esquivel. No lo hace gustoso. Lo hace porque asegura que esta fue la condición que le impuso el diputado y pastor evangélico de Renovación Costarricense, cuando lo contrató en agosto.
Por: Esteban Mata
“Mire, yo le voy a hablar así, a calzón quitado”, recuerda Oconitrillo que le dijo el diputado Esquivel antes de señalar su condición para contratarlo.
“Se me contrataba si le daba una parte del salario. Era una condición directa. Yo tengo los atestados. La condición era dar un porcentaje del salario para efectos de ser contratado”, afirma el funcionario legislativo.
Se intentó conocer la versión de Esquivel sobre este tema. De hecho, la noche de este jueves, el legislador habló con PulsoCR sobre la necesidad de dar la cara cuando los cuestionamientos surgen, pero un día después, evadió contestar y se limitó a expresar vaguedades desafortunadas que se consignan más adelante, pero volvamos al nudo de la situación.
A la fecha, Oconitrillo asegura que sigue entregando 200 mil colones por quincena a Esquivel y aclara que entiende que él aceptó esta condición, sin que se le explicara nunca para qué quiere el legislador este dinero.
“No me interesaba saber para qué quería ese dinero, yo lo que quería era la experiencia y la estabilidad laboral por esos ocho meses (que finalizan este 30 de abril).
“Yo no hacía un depósito, lo hacía personalmente en la oficina de Euraí (Esquivel, la hermana del diputado que trabaja en el mismo despacho).
Oconitrillo no es el único funcionario del despacho de Esquivel que debe depositar o entregar una parte del salario para el diputado. A esta práctica, los mismos empleados de la oficina de este pastor limonense, le han llamado “diezmo”, el “diezmo del jefe”, o bien, en términos más sencillos y al mejor estilo de los barrios más bravos del país: “el peaje”, pues su condición de empleados de confianza hace que el diputado disponga de sus cargos con solo alegar “pérdida de confianza”.
A los días de ser nombrado, Oconitrillo se enteró que otros compañeros también debían darle parte de su dinero al diputado, ya fuera en efectivo o bien mediante transferencia electrónica.
“En el caso de Shirley Marín y Josely Rodríguez, me di cuenta de que también, así como don Héctor, el abogado cuya plaza yo cubrí”, recordó Oconitrillo. El malestar de esta costumbre de Esquivel es grande a lo interno del despacho, aunque por esas ironías de las historias laborales, el diputado evangélico es máster en recursos humanos.
Sin embargo, el temor que Abelino Esquivel infunde en sus colaboradores tensa el ambiente, y “en el caso de las compañeras, esto es sensible”, dijo Oconitrillo.
Consultadas por esta revista, tanto Marín como Rodríguez aceptaron que cada quincena realizan pagos por vía electrónica de una parte de su salario en beneficio del diputado Esquivel y su familia, a cambio de mantener su plaza en la Asamblea Legislativa.
El siguiente es un extracto de la conversación con Marín:
-PulsoCR: Tengo información de dos compañeros suyos que me han dado el testimonio y otro que se reserva su identidad, en cuanto al hecho de que ustedes deben dirigir parte de su salario a cuentas de la familia del diputado Esquivel. ¿Eso es así?
-Shirley Marín: Sí señor. Sí.
-PulsoCR: ¿Desde hace cuánto se lleva a cabo esta práctica en el despacho?
-Shirley Marín: No recuerdo exactamente.
-PulsoCR: ¿Cuál es la condición por la que se debe hacer la entrega del dinero? ¿Bajo qué argumento usted debe dirigir parte de su salario para que vaya a las cuentas de la familia del diputado?
-Shirley Marín: Nunca se me argumentó. Solamente se me dijo que se debía seguir haciendo así.
-PulsoCR: ¿Sabe a qué obedece esta situación?
-Shirley Marín: No, nunca se me dijo.
-PulsoCR: ¿A cuánto asciende es el monto que debe pagar?
-Shirley Marín: Es de 25 mil colones por quincena.
En el caso de la periodista Joselyn Rodríguez, el monto a depositar es de 62.500 por quincena, es decir, 125 mil por mes. Es decir, solo entre estos tres funcionarios, Abelino Esquivel recibe 575 mil colones cada mes.
¿Cómo y por qué un pastor-diputado hace esto?
¿Cómo y por qué un pastor-diputado hace esto?
Esquivel, al igual que los otros 56 diputados de la Asamblea Legislativa, tiene derecho a contratar a seis asesores para su despacho, sin embargo, en ningún partado de dicha norma, se establece que el diputado pueda dejarse un porcentaje del salario de los asesores que se le designan de acuerdo con la Ley de Personal de la Asamblea Legislativa (Ley 4556).
Por su puesto, la confianza que un diputado deposita en los empleados que le asigna el Congreso no incluye el encubrimiento de prácticas que riñan en contra del deber de Probidad establecido en el artículo 3 de la Ley contra la Corrupción y el Enriquecimiento ilícito, que obliga a los funcionarios públicos a “orientar su gestión a la satisfacción del interés público. Este deber se manifestará, fundamentalmente, al identificar y atender las necesidades colectivas prioritarias, de manera planificada, regular, eficiente, continua y en condiciones de igualdad para los habitantes de la República; asimismo, al demostrar rectitud y buena fe”.
Cabe señalar que al menos cuatro sentencias de la Sala Constitucional reseñan que los diputados deben acatar el deber de Probidad, aunque por una omisión, de esas accidentales, los legisladores no son destituidos cuando incurren en este deber, y prueba de ello son los últimos tres informes de la Procuraduría de la Ética donde se señalan violaciones al deber de probidad por parte de diputados en el caso del #Cementazo.
Por mensajes de texto, evitando contestar a la llamada, el diputado Abelino Esquivel buscó primero que se le dijera quién o quiénes habían aceptado hablar con este medio.
“Lo primero que te respondería es con una pregunta. De dónde saca usted que se le cobra un porcentaje a los funcionarioos del despacho”, apuntó Esquivel.
El legislador pasó de ser entrevistado a intentar entrevistar, e incluso, recomendar discresión sobre el tema.
“No se puede consignar una información sin fundamento”, escribió, para agregar: “Porque eso sí es delicado”.
Luego intentó desviar la atención, y al señalársele que los funcionarios públicos están en la obligación de rendir cuentas sobre sus acciones, el diputado cuestionó:
“¿Los diputados son funcionarios públicos? ¿Usted está seguro de esa afirmación?”
Sobra explicar que se negó a contestar, que tampoco desmintió la información, y que la conversación no terminó en un mar de risas. Ante lo delicado del tema, se le insistió en que el despacho refleja un clima muy tenso, y se le rogó no tomar represalias, pues a una semana de dejar el Congreso, un diputado sigue teniendo poder.